Translate

miércoles, 22 de febrero de 2012

El pasado mercadillo medieval de Teruel

En estos momentos alguien debería estar estudiando para el examen de filosofía del viernes... Pero aquí me tenéis. Una persona responsable que cumple su deber para con los lectores del blog y se asegura de que puedan disfrutar de una nueva entrada con cierta asiduidad y... Bah, para qué mentir, soy una irresponsable. Qué no siempre, ¿eh?
Bueno, como comenté ya por ahí abajo, este último sábado anduve por Teruel y su mercadillo medieval en honor a la recreación de los Amantes. Y debo decir que, sin lugar a dudas, adoro este tipo de mercadillos, incluso si el de este año en Teruel no fue tan espectacular como el pasado (según se me explicó, han recortado presupuestos y por ello había menos puestos y esas cosas), me lo pasé genial. Incluso sin poder quedarme al concierto de Lurte pude verlos tocar en la terraza de un bar, y cantar al son de "Brindis de Taberna". También me compré una corona de flores de esas que llevo viendo todos los años pero nunca me decidía a comprar (el año pasado incluso llegué a comprarme una de cuero, con un nudo celta). ¡Pero me quedé sin té moruno y dulces árabes! Porque este año solo encontramos un puesto de té de esos en los que regalan el vaso (de cristal coloreado con detalles en plateado o dorado), y no tenían dulces...

Pues eso... que mejor me voy a estudiar, que mañana tengo curso de cocina y es poco probable que lo mire más que por encima...
Prometo que la próxima entrada será algo más interesante (y es posible que suba algo más de la historia, que contra todo pronóstico aún no la he abandonado... Jujuju)



viernes, 17 de febrero de 2012

Cosas, cosas sin más, o de cómo soluciono el dilema de: ¿qué escribir?

Le da otro sorbo a su té roibos especiado, con mucho azúcar, justo como le gusta. El té rojo también le gusta con mucho azúcar, el blanco le gusta mezclarlo con el rojo, y el negro le gusta con un regusto amargo...
Ya ha terminado de leer el manga que llevaba unos días siguiendo por internet. Bueno, en realidad simplemente ha terminado con los capítulos que hay traducidos hasta el momento, le tocará esperar a que suban más...
Ahora ya no tiene excusa. Lleva días pensando en subir una nueva entrada al blog, pero por pe o por pa siempre lo pospone. Pero ahora ya no tiene excusa. Se queda mirando el espacio en blanco.
¿Algo sobre los últimos libros que ha leído? No son pocos, y también a visto que aún tiene pendientes de subir unos cuantos de otros años.
¿Una historia? Debería centrarse en la que empezó, que ha este paso la va a dejar abandonada a medias como la mayoría de las historias que ha comenzado hasta el momento. Lo cierto es que no se puede decir que lo tenga por completo abandonado. La historia, la idea, los personajes y algunas escenas, eso lo tiene pensado, pero plasmarlo en papel ya le cuesta más... En realidad había logrado escribir las tres primeras páginas del primer capítulo (lo que subió al blog era una especie de prólogo), pero las releyó y terminó tachando por completo dos de ellas, así que... Ahí esta, su pobre historia, a la espera de que le de "forma material".
Buah... A lo tonto a lo tonto ha hecho una nueva entrada, aunque carente de mayor interés, y más por satisfacerse a sí mis que los lectores...
Eso no está del todo bien. Es cierto que nada más hacer el blog dejó bien claro que iría poniendo lo que se le antojase, pero también, como a cualquiera que lleve un blog, le gusta ver que la gente la sigue, le deja comentarios, es decir, lo más parecido a tener lectores a los que emocionar que tendrá jamás. Pero si sigue escribiendo cosas así... En fin, como ya le dijo cierta persona ayer "Yo si veo que tardan mucho en subir algo nuevo al blog dejo de mirarlo" (no exactamente con esas palabras, pero algo así, que mi memoria no es la gran cosa y ya es algo que se haya quedado con la idea...).
Bueno, mejor lo dejo, que esto ya es divagar y estoy cambiando hasta el narrador de tercera a primera persona... 
Al menos ya he escrito algo nuevo, para que no parezca que vagueo demasiado.


¡Oh, oh, oh!
Y ya que estoy, y cambiando de tema (si es que a estas alturas alguien sigue leyendo...). Este fin de semana en Teruel se celebra la fiesta de los Amantes de Teruel. Y sí, mañana pasaré allí el día, por si nadie lo ha adivinado todavía ante mi repentina mención del tema. ¿Cómo habría yo de perderme semejante festividad medieval tan cerquita de aquí? Por desgracia este año tampoco cuento con traje medieval para lucir acorde con los turolenses y su magnífico mercadillo medieval, pero en fin... algún año...
También estarán Lurte, pero para cuando actúan (las 12:00 de la noche) yo ya no estaré...
Y eso... ya subiré alguna entrada más sustancial en breves, así que os pido disculpas si en esta ocasión me he excedido en mis divagaciones mentales.



jueves, 2 de febrero de 2012

El comienzo de una historia que me traigo entre manos... Todavía sin título

La piel humana sucia, sudorosa, salpicadas de plumas a medio surgir de sus carnes, los ojos dorados, rapaces, con las pupilas contraídas por la rabia. Hundió sus garras de ave en el suelo, levantando en parte las ya maltrechas losas negras y dejando al descubierto la piedra gris. Alzó el rostro al alto techo del pasillo y de sus labios, de su garganta aún de mujer, surgió un grito agudo muy poco humano. Volvió la vista hacia la ventana que se abría ante ella. Demasiado pequeña.
¡No! No había llegado hasta allí para rendirse, para dejarse arrinconar y vencer por una minucia como aquella. Echaría abajo la pared si hacía falta, aunque quebrase sus huesos en el proceso.
El olor a sangre se hizo más fuerte, oyó gritos y el sonido de las botas de los soldados que llegaban, a punto de girar la esquina por la que ella misma había llegado a aquel callejón sin salida. Aquel castillo siempre había tenido fama de laberíntico pero, ¡qué clase de imbécil hacía un pasillo como aquel! Había girado mil esquinas para terminar dándose de bruces con la ventana como única vía de escape. Ya no podía dar media vuelta. La pared o el acero de las espadas.
Dirigió una última mirada veloz al bulto que abrazaba entre sus brazos, envuelto en la seda que hacía unos momentos había sido el vestido de una reina. Lo hacía simplemente por constatar que la criatura aún seguía con vida, pues no guardaba la más mínima intención de alejarla de sí. La niña se limitó a mirarla con aquellos ojos, idénticos a los de su madre, sin mostrar el menor atisbo de inquietud. No había llorado ni en el momento de su nacimiento, mostrando una serenidad impropia de la recién nacida que era, incluso mientras la harpía la envolvía con el vestido que acababa de arrancar del cadáver de su madre y huía en carrera de la habitación, con el silencioso bebé en brazos, destrozando a cualquiera que osase interponerse en su camino.
No... nadie le haría daño mientras viviese. Lo había prometido, y aunque no hubiese sido así, la protegería igualmente con su vida.
Se alzó amenazante hacia el enemigo, la superaban en número, no necesitaba verlos para saberlo, pero solo necesitaba tiempo, entretenerlos el tiempo suficiente para que una de aquellas bolas explosivas que le había entregado René antes de separarse explotase bajo la ventana, justo donde la acababa de lanzar.
Oyó de nuevo los gritos y frunció el ceño, extrañada, se habían detenido justo antes de girar la esquina. Proferían improperios, alaridos, y dejó de oírlos. En su lugar apareció ante ella una joven desgarbada, con una melena que parecía compuesta por espirales de fuego que se desparramaban a su antojo sobre los hombros. Ambas sonrieron. La pelirroja alzó una mano, señalando con la palma abierta por encima del hombro de la harpía, y esta ya sabía que la pared en torno a la ventana ya había desaparecido antes de girarse.
- Corre -le dijo René- Vuela con la niña tan aprisa y lejos de aquí como puedas. Ocultaos en el Bosque de Nadie hasta que podamos reunirnos de nuevo en unos días.
Desla no se molestó más que en asentir mientras la plumas terminaban de cubrirla por completo de cintura para abajo y algunas sueltas por los brazos. Apretó más al bebé contra su pecho desnudo y desplegó sus alas de plumaje pardo. Apenas había asomado la cabeza por el boquete abierto mágicamente cuando un viento la empujó hacia atrás y le arrebató a la niña de los brazos. Alcanzó a ver una especie de remolino de luminiscencias moradas que la engullía. Recuperó velozmente el equilibrio y gritando con toda la furia que surgía de su pecho se dispuso a lanzarse en pos de ella. René apenas le rozó  un hombro y sintió como unas ligaduras invisibles la ataban a la piedra. Gritó con aún más furia, sus ojos parecían oro fundido por las llamas, y se debatió contra su amiga.
 - No -le susurró esta con firmeza- Ya no podemos hacer nada por ella. Ya sabes lo que aquella luz morada significa, la niña puede darse por muerta -su mirada era triste a pesar de la frialdad de sus palabras-. Lo siento, esto para mí también es... -sacudió la cabeza- Las hemos perdido a ambas. Hemos perdido la batalla...
 -Pero no la guerra -terminó la harpía entre dientes. Su voz delataba su sed de venganza. Pagarían caro aquello, o, ya lo creía que sí. Desla se lo demostraría, aquello no era más que el comienzo de un nuevo capítulo en la historia de su guerra...

lunes, 30 de enero de 2012

Recordando...

Recuerda...
Era invierno, ¿tal vez primavera, u otoño? Llovía, eso sí, y el viento dirigía las gotas a su antojo. Recuerda vagamente que hacía frío, pero no si lo sentía en toda su fuerza o, como otras veces, era una presencia muda, prácticamente ignorada, aceptada, casi agradecida.
Sentada en un banco, en el respaldo más exactamente, no estaba sola. ¿Estaban juntos? ¿O en aquel entonces ya habían roto? Esa parte del recuerdo está borrosa, como el frío. Pero sí recuerda haberlos mirado de vez en cuando de reojo, sin saber muy bien qué hacer. Aquello, sin dudas, era lo que cualquiera definiría de sujetavelas. Nada nuevo para ella, tampoco le desagradaba, era incómodo en momentos como ese, pero también divertido cuando ambos centraban su atención en ella, tratándola como una hermana pequeña, como alguien a quien mimaban, hacían regalos, tomaban el pelo y decían lo monísima que era. En momentos como esos se sentía como una niña, si bien estaba en esa etapa de la vida llamada adolescencia (y de que a día de hoy aún no ha salido, aunque le queda poco... todavía no ha decidido si eso es bueno o malo).
Pero bueno, la cuestión es que ese no era uno de esos momentos de los que ella formaba parte. En ese momento era una presencia casi fantasmal, ajena a los susurros y caricias que ellos compartían. Quizás otra en su lugar habría buscado una forma de escaquearse, pero hacía tiempo que había aprendido que no era una buena idea. La otra joven que allí se sentaba, entregada a la presencia del joven, enseguida se habría sentido culpable y habría echado por tierra el día, empañando el recuerdo de un día que, después de todo, había resultado, como casi siempre que el joven viajaba hasta allí para pasar el día con ellas, un buen día, un buen recuerdo.
En cualquier caso, ella estaba acostumbrada, y apenas lo que para otra habría sido molesto e incómodo, provocaba en ella una ligera melancolía. Era joven, y, aunque ya había tenido algún que otro pretendiente, se resistía todavía a entregarse. No es que no fuesen majos, pero los miraba y no veía en ellos algo que le hiciese saltar el corazón. Demasiados libros prestados de Jade, probablemente, pero eso no significaba que no fuese una romántica, al contrario.
Pero no era esto sobre lo que cavilaba aquel día, sentada en el respaldo de un banco, en la cuesta frente del parque junto a su casa (si aquello podía llamarse parque), sintiendo la lluvia en su piel, arrebujándose en su chaqueta (¿llevaba chaqueta? ¿O era un abrigo? Quizás simplemente abrazase su propio cuerpo intentando retener el calor. ¿Eso es que hacía frío? Pero no era un frío invernal, eso seguro), alzando la mirada hacía el cielo, abstraída en sus pensamientos, disfrutando del viento en su cara. El viento, como a cualquier otra le molestaba cuando, tras esforzarse en domeñar su melena, se abalanzaba sobre ella por el camino y lo echaba a perder. Pero en momentos como aquel, bañados por una extraña melancolía, con la mente viajando por solo ella sabía dónde, el viento era un bálsamos delicioso, una nana que la mecía.
- ¿Tienes frío?
O algo así le pregunto su amiga que, sin percatarse ella, había interrumpido su momento de intimidad con el joven y la miraba con preocupación. Se disculpó por haberla echo estar así bajo la lluvia, dijo algo más, sobre volver a casa por ella, pero, sintiéndose como si la acabasen de despertar de la siesta, y no queriendo que ellos concluyesen aquel momento que a saber cuándo podría volver a acontecer, negó y les dijo que estaba bien.
Así que siguieron así un poquito más. No recuerda cuándo ni cómo terminó. Y vagamente que aquel día había un concierto de Lurte en alguna parte, que su padre los llevó en coche mientras ella se quejaba de las rancheras que ponía, pero que al final tuvieron que volver a casa por no encontrar nada, seguramente lo habían cancelado por la lluvia.
Días más tarde, cuando el joven estaba ya en su ciudad, ella fue al concierto de Lurte, que hacían en compensación de que el otro se hubiese suspendido, con otra amiga distinta, pues las demás, entre ellas la del joven, no habían podido ir por uno u otro motivo...
¿Por qué habrá acudido este recuerdo a su memoria, cuándo ni tan siquiera recuerda qué rondaba por su cabeza sentada en el respaldo de aquel banco bajo la lluvia, con el viento acariciando su rostro como tantas otras veces?

domingo, 29 de enero de 2012

De pensamientos y películas...

Últimamente he estado pensando...
El pasado, en cierto modo, sí cambia, varía. O, mejor dicho, lo que cambia es nuestra forma de verlo, ¿no?
No sé muy bien por qué me ha dado por cavilar sobre el tema, pero la cuestión es que he estado rememorando y pensando en cómo veía algunos momentos pasados hace no tanto, y cómo ha ido cambiando mi opinión, mi forma de verlos, hasta el día de hoy. Imagino que es algo que le pasa a todo el mundo, y seguramente solo estoy resaltando una obviedad, pero era por cambiar un poco de tema y hablar de otra cosa que no fuesen mis últimas lecturas o adquisiciones... Ya que, por mucho que digo que voy a retomar mis escrituras, parece que de mi cabeza no pasan por el momento...
En fin. ¿Qué más cotar? Oh, que desde el sábado comparto dormitorio con una chica alemana que pasará los próximos cuatro meses viviendo con nosotros. Y esta mañana he ido con mi amiga Jade a ver la última película de Underworld: el despertar, y que, aunque en principio iba con un poco de miedo, por eso de que cuando las historias se alargan con demasiadas pelis se terminan fastidiando, y porque la anterior, la de la historia de Lucian, no me gustó especialmente, pero al final me ha encantado esta cuarta película, y espero la quinta con ansia, eso sí, que sea la última, porque más sería, en mi opinión, excederse, y dudo que la historia pudiese salvarse.

Por cierto, aunque yo hasta ahora solo la he visto anunciada en 3D, lo cierto es que en el cine la he visto en normal... por si ha alguien le interesa saberlo.

viernes, 27 de enero de 2012

De libros y... ¡juegos! (para variar)

Bueno, pues eso, tras mucho tiempo vagueando, entrando y saliendo del blog sin decidirme a escribir nada, me tenéis de nuevo con mis últimas lecturas y, oh, sorpresa, también el último juego que me he pasado (comprado con mi dinero de cumpleaños el sábado pasado, ya puestos a contar cosas).
Bueno, demos prioridad, como siempre, a las lecturas, que no son pocas.
Para comenzar, una trilogía (que me terminé enterita en un par de semanas de lo que me enganchó) que me pedí a modo de regalo de Reyes vía Círculo de Lectores. Se trata de El canto de las brujas, de Mireille Calmel (autora también de El baile de las lobas, libros que creo que tengo por casa aún pendientes).
El libro que abre dicha trilogía es La gruta de Melusina.

"Francia, 1483. La joven Algonde, hija de la gobernanta del château de Sassenage, ha caído en las aguas de un impetuoso torrente. Cuando todos la dan por muerta, reaparece sobre una roca, pálida y exánime. Asegura haber visto a Melusina, el hada con cola de serpiente que habita en una gruta. ¿Qué le ha dicho Melusina y por qué la ha devuelto a la vida? La joven se niega a revelarlo. Ahora conoce su destino... y luchará contra él con todas sus fuerzas."
He de admitir que con esta primera parte, si bien me resultó entretenida, no me enganchó especialmente, aunque lo comencé con ganas puesto que me apetecía algo de fantasía impregnada con hadas de otros siglos. Pero continué por curiosidad, y no me arrepiento en absoluto.


La historia continúa en el segundo libro, El príncipe cautivo.

"Algonde debe deshacer los pactos que se sellaron antes de su nacimiento y enfrentarse a las fuerzas maléficas que buscan su destrucción. En el castillo de la Bâtie, separada de su amado Mathiu tal vez para siempre, espera el término de su embarazo. Su mayor preocupación es proteger a la niña que lleva en su vientre, a la hija de las hadas. Los poderes mágicos de Algonde creces día a día, pero, ¿serán suficientes para protegerla de las fuerzas del mal?"
Llegados a este punto ya me enganché.

Y la tercera parte, El secreto de las hadas.

"1484. La profecía que se había anunciad en la legendaria isla de Ávalon se acerca a su término, y las criaturas maléficas que acechan a Algonde y a la pequeña redoblan sus esfuerzos para ganar la partida. El peligro es muy grande, pero la esperanza no ha muerto todavía, porque ha revivido en Elora, la hija de Mathiu  Algonde, el fruto del amor verdadero."
Bueno, aquí ya ansío poder leer la continuación... Porque sí, resulta que esta trilogía no es más que la primera parte de la historia, que prodigue con las vivencias de Elora y los demás nacidos durante El canto de las brujas. Y bueno, qué más decir. Que en verdad estas no son as sinopsis que aparecen en los libros del Círculo de Lectores que he leído, y que resultan mucho más apetitosas, pero como no estoy en casa y no los tengo a mano, pues habrá que conformarse.

Y tras esto, pasamos al mencionado juego para ordenador que me he pasado en una semana. Es breve, pero también engancha, o al menos a mí, que me encantan los juegos de buscar objetos y resolver acertijos. Se trata de Drawn: la torre, de Big Fish Games. Y que cuenta con una segunda parte, Drawn: el vuelo oscuro.

"Descubre los secretos de la torre y logra superar los misteriosos rompecabezas que se interpongan en tu camino por rescatar a Iris. Una maldición ha cerrado todas las salas de la torre y sólo tú puedes abrirte paso y acceder a ellas. Adéntrate en asombrosos mundos y conoce extravagantes personajes que te ayudarán en tu aventura... o no.
¡Ten cuidado! La oscuridad se está acercando a la torre. ¿Lograrás salvarla a tiempo?"

Y bueno, un vídeo de una canción de uno de mis grupos predilectos que me pasó hace poco un amigo.

                                        



martes, 20 de diciembre de 2011

Eventos pasados y Gloom Cookie

Bueno... de nuevo por aquí a publicar cosas con retraso y otras más actuales...
En primer lugar hablar de la velada nocturna, que aconteció hace ya más de una semana. La visita al cementerio, a pesar de que yo y mis acompañantes llegamos tarde, para variar, estuvo la mar de interesante. El ambiente era de lo más propicio pues, aunque el frío quizás no era lo que más gustase, la niebla nocturna era perfecta para la ocasión. Paseamos, como estaba previsto, por la zona antigua del cementerio, descubriendo los misterios de algunas de las tumbas de mano de la guía. Nos fueron desveladas curiosidades tales como lo asombrosamente fácil que puede llegar a ser robar en el cementerio de Torrero. Sin ir más lejos, aún se desconoce quiénes y cómo robaron una escultura de hierro de dos metros, entre otras cosas.
La posterior velada en el Teatro de las Ánimas no se quedó corta tampoco. Azahara Pintanel, nuestra anfitriona, por decirlo de alguna forma, abrió la velada recitándonos el poema El vampiro de Charles Baudelaire, para después bailar gothic belly dance al son de Evanescence y su Sally's Song. Hubo otro baile de manos de una de sus alumnas y varias lecturas, además de dos sorteos de libros (por desgracias yo jamás gano nada en estas cosas).
En resumen, una fantástica noche que estaré encantada de repetir para marzo, cuando, según dijeron, se organizará otra Velada Nocturna.

También estuve este fin de semana en el Salón del Cómic de Zaragoza. Un tanto decepcionante este año, ya no porque hubiese que pagar 1 euro por la entrada, que hasta ahora había sido gratis, y algo que personalmente no me importa, sino porque creo que estaba menos animado y había menos variedad que otros años. Pero me lo pasé igualmente bien e incluso salí felizmente habiendo comprado los cinco cómics (que por lo que he mirado por ahí me huele a que la hay más después) de Gloom Cookie, de Serena Valentino y Ted Naifeh, por menos de la mitad de su precio. Admito que, cuando gasté mi dinero en ellos, no tenía ni idea de qué iban. Pero, como hiciese en su momento con Lenore y tantos otros, me sentí atraída por el dibujo (y el precio) y no me ha decepcionado, de hecho, ¡me encanta!
Y ya puesto que menciono a Lenore, tampoco es casualidad, ya que sospecho que ambos dibujantes deben tener algún tipo de amistad... No solo porque Chrys, de Gloom Cookie, lleve una camiseta de Lenore, sino porque fue ver a Sebastian y su monstruo y acordarme automáticamente de las fiestas de té de la pequeña niña muerta... ¡en las cuáles aparecen!
Bueno, resumiendo, Gloom Cokie es un cómic de estética gótica (o gothic, o goth... cada cual lo diga como guste) con temática romántico fantástica y personajes cuyas personalidades y/o desventuras (las que no incluyen al monstruo de debajo de la cama de Sebastian, los personajes del Circo Macabro ni ningún elemento paranormal...) seguro reconoces en alguien/algo/algún momento de tu vida, tal y como dice el prólogo del primer número.