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lunes, 4 de noviembre de 2013

El antropólogo inocente y un nuevo hobby

Hace mucho que no me paso por el blog para escribir una nueva entrada, y hace aún más tiempo que esa nueva entrada no va sobre mis lecturas, así que, como ya tocaba, aquí os traigo una de las lecturas más recientes de cuantas tengo pendientes hablaros: El antropólogo inocente, de Nigel Barley, Ed. Anagrama.


"El antropólogo inocente es un texto ciertamente insólito del que se dijo: <> (David Halloway). El autor, doctorado en antropología en Oxford, se dedicó durante un par de años al estudio de una tribu poco conocida del Camerún, lo que constituyó su primera experiencia en el trabajo de campo, y casi la última. Nigel Barley se instaló en una choza de barro con la intención de investigar las costumbres y creencias del pueblo dowayo. Conocía la teoría del trabajo de campo, pero, como descubrió enseguida, ésta no tomaba en consideración la escurridiza naturaleza de la sociedad dowayo, que se resistía a amoldarse a norma alguna. En esta crónica del primer año que pasó en África, Nigel Barley -tras sobrevivir al aburrimiento y a desastres, enfermedades y hostilidades varias- nos ofrece una introducción decididamente irreverente a la vida de un antropólogo social.
Después de esta experiencia, el autor se incorporó al Museo Británico, cuyo departamento de publicaciones editó este texto como una curiosidad. La excitación que causó entre sus primeros lectores motivó que se publicara después en la colección de bolsillo de Penguin con extraordinario éxito."

¿Sabéis eso que suele pasar con los libros de lectura obligatoria para clase, que empiezas a leerlos a disgusto en la mayoría de los casos por el simple hecho de que no te hayan dado elección e, incluso si en otra circunstancia te hubiese gustado, les coges cierta tirria? Pues esta es una de esas excepciones. Admito que lo cogí con el recelo propio de los libros obligados, pero me ha gustado mucho. Lo recomiendo, tanto si se tiene interés en la antropología como si solo se quiere pasar un buen rato, pues es un libro cargado de anécdotas graciosas, que puede tanto hacerte reflexionar sobre diferencias culturales, entre otras cosas, como sacarte sonrisas y hasta risas.

Y bueno, lo del nuevo hobby viene a ser que ahora, además de dulces y libros, las manualidades cutriles han pasado a engrosar la lista de cosas con las que me entretengo. El otro día en casa de Mi Caballero probé suerte por primera vez con el fimo (lo que dio lugar a una especie de hada-planta y a una sirena de nombre Manola Manolo de noche, de las que por fortuna o por desgracia no tengo fotos para mostraros. Pero la cosa empezó hace ya unos meses cuando me dio por hacerme mis propias gargantillas y pulseras, de las cuales sí tengo fotos para mostrar los resultados.

Esta es la primera que hice, les he cosido lo que yo llamo "botones de clip" a modo de cierre (sé que tienen otro nombre, pero nunca lo recuerdo). Lo sé, no me he roto mucho la cabeza, pero aspiro a intentar hacerlas más "complejas" (añadir cintas o colgajos, lo siento, no doy pa' mucho más de momento).

Esta es medio obra mía medio de Mi caballero (en realidad yo solo puse los cierres, él me hizo el colgantico de la botella con la cadenita).

Este lo improvisé hace unos días media hora antes de ir a clase, porque llevaba uno de mis jerséis a rayas blancas y negras y me dio la venada de ponerme una gargantilla a juego. 

De este solo puedo decir que me apetecía hacerlo y me gusta cómo queda.

Y esto es una pulsera, se la regalé a una amiga.

He hecho otros colgantes y pulseras, pero olvidé hacerles foto antes de regalarlos.

2 comentarios:

Cascabel dijo...

Pues lo añado a mi lista de pendientes xD ya te lo pediré después del de la loca de las hadas.

Cascabel dijo...

oooh! No te preocupes, yo le hago una foto a Manola e Isolda :D